jueves, 28 de mayo de 2009

EPISTEMOLOGÍA DE LA EDUCACIÓN ADVENTISTA

El verdadero conocimiento es la revelación que Dios hace de Sí mismo.

“En quien todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento están ocultos.” (Colosenses, 2:3)

“Dado que Dios es la fuente de todo el verdadero conocimiento, es, como hemos visto, el principal objetivo de la educación dirigir la mente a la revelación que él hace de Sí mismo.” (White, ED, p. 16)

Ese conocimiento debe ser apropiado individualmente, ya que la salvación es personal, nuestro culto debe ser racional y nuestra capacidad de pensar y actuar debe ser desarrollada.

“Os ruego, pues, hermanos, por las misericordias de Dios, que presentéis vuestro cuerpo en sacrificio vivo, santo y agradable a Dios, que es vuestro culto racional.” (Romanos, 12.1)

“Cada ser humano creado a la imagen de Dios es dotado de cierta facultad propia del Creador - la individualidad, la facultad de pensar y actuar. Los hombres en los cuales se desarrolla esta facultad son los que asumen responsabilidades, los que dirigentes en las empresas humanas, los que influencian en los caracteres. Es la obra de la verdadera educación adiestrar a los jóvenes para que sean pensantes y no meros reflectores del pensamiento de otros.” (White, op. cit., p. 17)

“Todo saber y desarrollo real tiene su fuente en el conocimiento de Dios. Para dondequiera que nos volvamos, sea para el mundo físico, intelectual el espiritual; en lo que sea que contemplemos, fuera de la mancha del pecado, se revela este conocimiento. Cualquiera que sea el ramo de investigación a que procedamos con un sincero propósito de llegar a la verdad, somos puestos en contacto con la Inteligencia invisible y poderosa que opera en todo y a través de todo. La mente humana es colocada en comunión con la mente divina, lo finito con lo infinito. El efecto de tal comunión sobre el cuerpo, el espíritu y el alma, está más allá de toda estimación.” (Ibíd., p. 14)

La producción del conocimiento secular deberá estar anclada en el conocimiento verdadero. Todos los que ejercen la función de mediadores entre el aprendiz y el objeto del conocimiento, deberán guiarse por una postura de intervención vía lenguaje. Eso estimulará las facultades mentales, de modo que la individualidad – la capacidad de pensar y actuar – sea construida. Tal individualidad no tendrá al individualismo una vez que esté alineada en el principio que defiende la solidaridad ("Amor al prójimo" y "Regla de Oro").

No hay límite para el conocimiento que debe desarrollar el hombre de forma armónica: mente, cuerpo y alma. Nuestra capacidad de raciocinio debe ser ejercitada. La interacción con Dios acontecerá de forma adecuada si tenemos discernimiento entre lo que es cierto y el que es errado. Solamente de ese modo, la interacción con el prójimo será guiada por la primera.

Como la fuente de todo conocimiento reside en Dios, la restauración de su imagen en el hombre sólo es posible si éste se apropia de ese conocimiento, a través de la interacción con su palabra revelada - la Biblia - y con el mundo creado.

Todo saber y desarrollo real tiene su fuente en el conocimiento de Dios. Para dondequiera que nos volvamos, sea para el mundo físico, intelectual el espiritual; en lo que sea que contemplemos, fuera de la mancha del pecado, se revela ese conocimiento. Cualquiera que sea el ramo de investigación a que procedamos con un sincero propósito de llegar a la verdad, somos puestos en contacto con la Inteligencia invisible y poderosa que opera en todo y a través de todo. La mente humana es colocada en comunión con la mente divina, lo finito con lo infinito. El efecto de tal comunión sobre el cuerpo, el espíritu y el alma, está más allá de toda estimación. (White, op. cit., p. 14)

La educación adventista no desprecia los contenidos de las diversas áreas del conocimiento humano. Todo el conocimiento acumulado por el hombre en el transcurso de la historia representa marcos señalizadores de las elecciones hechas por la humanidad a lo largo de su trayectoria y también evidencias de cómo Dios actúa. Ese conocimiento debe contribuir para la formación del carácter de aquel que estudia. Por eso, debe ser un estudio contextualizado y aplicado a la vida.

La realidad tiene múltiples dimensiones que pueden ser conocidas de diferentes maneras y dan origen a diferentes tipos de conocimiento que tienen diferentes propósitos. Las diversas vertientes del conocimiento debieran considerarse en una relación complementaria más que de antagonismo.

Debe tenerse alguna concepción de cómo juzgar la validez y funcionalidad de los diferentes tipos de conocimiento. Debe decidirse sobre cuáles fuentes de conocimiento emplear de acuerdo a la realidad que se quiere conocer y los propósitos que se quieren alcanzar

La Revelación es la comunicación de Dios en lo que concierne a la voluntad divina. El conocimiento revelado ha sido de primordial importancia en el campo de la religión. Difiere los otros tipos y de todas las otras fuentes de conocimiento al presuponer una realidad sobrenatural trascendente que irrumpe en el orden natural, social y cultural y lo sostiene.

La fuente del conocimiento revelado es Dios; sólo Él posee la verdad absoluta, aunque puede ser distorsionada en el proceso de la interpretación humana. Esta forma de conocimiento trascendente posee la clara ventaja de ser una fuente omnisciente de información no obtenible a través de otros métodos epistemológicos.

El educador debe comprender sus presuposiciones epistemológicas antes de poder realizar su labor didáctica de manera efectiva. De lo anterior se desprende que todas las disciplinas académicas se enfocan desde una perspectiva bíblica. En lugar de dejarse amoldar irreflexivamente por la cultura, los estudiantes aprenden a acercarse a ella con criterios bíblicos de discriminación y crítica.

El acto de conocer puede, por sus implicancias, modificar el ser del hombre y es por eso que la educación y la redención son procesos equivalentes; alcanza especial relevancia en el caso de la experiencia del conocimiento de Cristo y no es sólo un hecho intelectivo: implica un hacer y también una manera de conformar el ser en el tiempo y en el espacio (cronotopía). Es por eso que a los diferentes actores sociales les interesa mediar en el aprendizaje de éste.

Un Dios personal es la realidad necesaria y absoluta y que todo lo demás es contingente y relativo a El.

El origen del universo es un hecho que se halla más allá del alcance de la investigación humana directa, e incluso de los paradigmas más actuales de la ciencia y, puede ser conocido de mejor forma en la medida en que el Creador lo revela, por eso en caso de conflicto debe escogerse una fuente como prevaleciente sobre las otras, siendo la Revelación la que en nuestro concepto provee el marco de referencia básico por el cual evaluar las demás. Sin embargo, puesto que muchos procesos naturales pueden ser observados, manipulados y analizados, están sujetos a un aprendizaje por descubrimiento. Más aún, en tanto que la naturaleza exhibe un propósito en su diseño, su estudio es un camino hacia el conocimiento de su Autor.

Los motivos religiosos, además de las motivaciones intelectuales, no pueden estar ausentes en la labor investigativa. No sólo debe respetarse la ley natural como una descripción de la manera en que aparecen las cosas y de las modalidades de ser de ellas, sino que también debe verse en la naturaleza una gran manifestación de la ley divina y, en un cierto sentido, una indicación del carácter de Dios.

En la investigación, el trabajo debe realizarse de acuerdo con las leyes de la evidencia y a través de los medios disponibles. Los métodos de investigación son los usuales, pero los motivos para emprender un estudio determinado, las presuposiciones que influyen en la formulación de hipótesis y las teorías por las que se interpretan los datos pueden ser totalmente diferentes y más amplios en sus fundamentos.

La Biblia como texto inspirado por Dios se interpreta a sí misma constituyéndose en la base fundamental en la formación del hombre. Aceptamos la Biblia como la Palabra de Dios, criterio de verdad para la enseñanza y la doctrina.

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