jueves, 28 de mayo de 2009

FILOSOFIA DE LA EDUCACIÓN ADVENTISTA DEL SÉPTIMO DÍA

Extraída de la declaración de Filosofía aprobada por consenso
en la Primera Conferencia Internacional de Filosofía
de la Educación Adventista del Séptimo Día (2001)

Blanco y Misión

La educación adventista prepara estudiantes para una vida útil y llena de gozo, fomentando una amistad con Dios, desarrollo integral de la persona, valores basados en la Biblia y un servicio generoso de acuerdo con la misión Adventista del Séptimo Día al mundo.

Filosofía

La filosofía de la educación Adventista del Séptimo Día está centrada en Cristo. Los Adventistas creen que, bajo la dirección del Espíritu Santo, el carácter y propósitos de Dios pueden ser entendidos como revelados en la Biblia, en Jesucristo y en la naturaleza. Las características distintivas de la educación adventista – se derivan de la Biblia y los escritos de Elena de White, que apuntan al blanco redentor de la verdadera educación: restaurar a los seres humanos a la imagen de su Hacedor.

Los Adventistas del Séptimo Día creen que Dios es infinitamente amoroso, sabio y poderoso. Él se relaciona con los seres humanos en un nivel personal, presentando su carácter como la norma fundamental para la conducta humana y su gracia como un medio de restauración.

Sin embargo, los Adventistas reconocen que los propósitos, pensamientos y comportamiento humano han caído abruptamente del ideal de Dios. La Educación en su más amplio sentido, es un medio de restaurar a los seres humanos a su relación original con Dios. Trabajando juntos, los hogares, colegios e iglesias cooperan con las agencias divinas en preparar a los aprendices para ser ciudadanos responsables en este mundo y en el mundo venidero.

La educación cristiana imparte más que conocimiento académico. Fomenta un desarrollo balanceado de la persona integral – espiritual, intelectual, física y socialmente. Su dimensión del tiempo abarca la eternidad. Busca desarrollar una vida de fe en Dios y respeta la dignidad de todos los seres humanos; construye un carácter semejante al del Creador, fomenta pensadores en vez de meros reflectores de los pensamientos de otros; promueve el servicio del amor en vez de la ambición egoísta; asegura el desarrollo máximo del potencial individual; y acepta todo lo que es verdadero, bueno y hermoso.

Instituciones Terciarias

Las instituciones adventistas de educación superior proporcionan a los estudiantes un ambiente único necesario para el aprendizaje de las artes, humanidades y religión, ciencias y otras profesiones, dentro de la perspectiva de la filosofía de educación adventista y compromiso espiritual.

La educación superior adventista:
1. Da preferencia a las carreras que apoyan directamente la misión de la Iglesia.

2. Reconoce la importancia de la búsqueda de la verdad en todas sus dimensiones mientras que afecte el desarrollo total del individuo en relación con Dios y los seres humanos.

3. Utiliza recursos disponibles tales como revelación, razón, reflexión y búsqueda para descubrir la verdad y sus implicaciones para la vida humana aquí y en el más allá, mientras reconoce las limitaciones inherentes en todos los esfuerzos humanos.

4. Conduce a los estudiantes a desarrollar vidas íntegras basadas en principios compatibles con lo religioso, ético, social y valora los servicios esenciales al punto de vista adventista.

5. Fomenta – particularmente en el nivel de graduados – la maestría, la evaluación crucial, el descubrimiento y difusión del conocimiento y la enseñanza de la sabiduría en la comunidad de eruditos cristianos.

Los estudiantes que completan el nivel terciario en una institución adventista deben:

1. Haber tenido la oportunidad de encomendarse a Dios y por lo tanto vivir una vida de principios de acuerdo con su voluntad, con el deseo de experimentar y apoyar el mensaje y misión de la Iglesia Adventista del Séptimo Día.

2. Exhibir habilidad en el pensamiento juicioso, mayordomía, creatividad, apreciación de la belleza y el ambiente natural, comunicación y otras formas de escolaridad académica hacia el cumplimiento de sus vocaciones y aprendizaje imperecedero.

3. Manifestar sensibilidad social y preocupación afectiva por el bienestar de los demás, en preparación para el matrimonio y la vida familiar, ciudadanía dentro de una comunidad diversa y confraternidad dentro de la comunidad de Dios.

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