RASGOS CARACTERIZADORES DE LA EDUCACIÓN ADVENTISTA
Desde la humilde escuela iniciada en Batlle Creek, en 1872, ha emergido uno de los más notables sistemas escolares protestantes del mundo, la educación adventista. Proveer para la formación espiritual de mediante la educación cristiana es una creencia fundamental del Adventismo.
Ellen White procedió a formular principios que son notablemente actuales en su aplicación: la variedad en los métodos de instrucción, la educación del carácter, la educación para el hogar, el énfasis en el pensamiento crítico, la importancia de la educación física, los conceptos de escuela para el trabajo, la escolaridad temprana apropiada al desarrollo del niño, la eficiencia en las destrezas básicas, el aprendizaje para el dominio, los objetivos conductuales.
Orígenes de la filosofía adventista de la educación.
En el libro La educación, Ellen White afirma que el Jardín del Edén era el hogar de nuestros primeros padres. No solamente era su primer hogar, sino que fue su primera escuela: “El Jardín del Edén era la escuela, la naturaleza era el libro de texto, el Creador mismo era el instructor, y los padres de la familia eran los estudiantes” (p. 20).
Adán y Eva, los primeros estudiantes, fueron creados para ser “la imagen y Gloria de Dios.” Su apariencia física, sus facultades intelectuales, sus dones espirituales llevaban la semejanza de su Hacedor.
El conocimiento de la naturaleza, el conocimiento de Dios y Su amor, las grandes verdades espirituales, y la formación del carácter formaron el primer currículum. En adición a los fines intelectuales, Dios en su infinita sabiduría y amor incluyó el trabajo manual en el currículum para desarrollar sus poderes físicos y mentales. La Sra. White comenta, “La ocupación útil les fue concedida como una bendición, para fortalecer el cuerpo, expandir la mente y desarrollar el carácter” (p. 21).
Jesús el Maestro: su Método
Cuando Nicodemo vino a Jesús de noche, dijo, “Conocemos que eres un maestro venido de Dios.” (Juan 3:2). Maestro era el título predominante por el que a Jesús se dirigían durante su vida terrenal. La palabra griega traducida como “maestro” es el equivalente al Hebreo “Rabbi,” el título común de respeto para un distinguido profesor.
Los métodos de Cristo pueden ser mejor explicados y apreciados después de examinar su misión, su preparación para el ministerio, sus calificaciones, el alcance de su enseñanza, su contenido y su base filosófica.
Su Misión. Jesús definió su misión como la de liberar a los cautivos, sanar a los afligidos, restaurar la vista a los ciegos y alumbrar al mundo con la verdad (Lucas 4:18,19). Vino para arrebatarle el reino a Satanás (Lucas 4:5-8); para mostrar a los seres humanos cómo aplicar los principios del cielo a la vida diaria (Mat. 4:4). Para realizar su misión, Jesús tuvo que instruir (Isa. 42:5-7) y separar la verdad de la mera filosofía humana. Él vino a revelar a la humanidad el verdadero conocimiento de Dios (Isa. 40:5; Juan 14:9).
La preparación de Jesús para su ministerio incluía el trabajo útil, el estudio de las Escrituras y la naturaleza, y las experiencias de la vida. Recibió su primera educación de los labios de su madre y en la carpintería de su padre. De este modo su primera educación fue completa, cubría los dominios cognitivo, afectivo, psicomotor y “espiritual”.
Aquellos que oyeron a Jesús hablar reconocieron su autoridad. Sus palabras y carácter inspiraban respeto, mientras sus milagros daban evidencia de unción y aprobación divina. Su enseñanza abarcaba el mundo. Su público consistía de personas de todas las edades y caminos de la vida. Su conversación con la mujer en el pozo mostró que Él no hacía acepción de personas, y que su misión era buscar y salvar a los perdidos sin importar su nacionalidad, credo, o raza.
Su Base Filosófica. Cuando Jesús declaró, “Yo soy el camino, la verdad, y la vida,” presentó las tres grandes preguntas de la vida en orden inverso a lo que es habitual. Youngberg continúa explicando la base filosófica de Jesús en esta declaración. Primero, Él es el camino (axiología) – todo lo que es bueno y hermoso es encontrado en Cristo (Col. 2:9). Él es la verdad (epistemología) –“La gracia y la verdad vinieron a través de Jesucristo” (Juan 1:17). Él es la vida – Vino para que la humanidad pudiera tener una existencia que es medida con la vida de Dios (Juan 3:16). Es la verdad que conduce a la vida (ontología). “Ahora ésta es la vida eterna: que Te conozcan a Ti, el único verdadero Dios, y a Jesucristo, a quien has enviado” (Juan 17:3).
Consideraciones filosóficas adventistas fundamentales son:
a. Los niños y los jóvenes son considerados un valioso tesoro que Dios confió a su pueblo.
b. La Biblia constituye la base y el punto de referencia en todas las actividades educativas. Todo el programa escolar y extraescolar debe reflejar la cosmovisión y los principios de las Escrituras.
c. Los docentes y estudiantes abordan cada disciplina bajo una perspectiva bíblica, confiados en que el espíritu que inspiró a los escritores de la Biblia, iluminará a sus lectores.
d. Jesucristo ocupa un lugar privilegiado en la vida de cada institución educacional.
e. Los educadores internalizan y viven los principios del cristianismo.
f. Todo el programa escolar tiene como propósito restaurar en el ser humano su condición ideal primigenia.
g. Los reglamentos de conducta estudiantil son pocos, claros y aplicados con el propósito redentor.
h. Cada individuo tiene la capacidad de orientar su conducta en un contexto de libertad responsable.
i. Toda la verdad auténtica tiene su origen en Dios.
j. El ideal supremo de la existencia es el servicio a favor de otros seres humanos, motivado por el amor de Dios y utilizando los talentos que él nos confió.
k. Las cualidades valorizadas son la justicia, la comprensión, la tolerancia, la simpatía, la cortesía adventista, la compasión activa, la laboriosidad honesta, la generosidad y la benevolencia para con el necesitado.
La educación afecta decisivamente la naturaleza y la existencia humana, en cuanto es capaz de introducir modificaciones ontológicas esenciales: puede actualizar las potencias y transformar las capacidades en habilidades; permite transitar desde cienos grados de ignorancia hasta impensados campos de conocimiento; atenúa los impulsos animales que subyacen y se manifiestan en el hombre; estimula la imaginación y la idealidad; sitúa y ordena existencialmente una cierta carga valórica; orienta ideológicamente la vida; vincula social, cultural e históricamente y, según las creencias, enlaza la vida a lo contingente terreno o a la aspiración de religarse con lo trascendente divino.
Toda concepción educativa se funda en una visión del mundo y de la vida; en una idea acerca de la existencia del hombre, de su esencia, de las instituciones o configuraciones sociales y culturales que es capaz de crear. En último término, la educación se realiza en el hombre y tiene al propio hombre como su objeto formal y material.
La educación como concepto y como realidad está esencialmente unida al hombre. Ella procede del hombre, se da en el hombre, se ordena en el hombre y enriquece la vida del hombre. Sin embargo, la educación parece no ser del hombre. ¿Cuál puede ser la relación entitativa entre hombre y educación? ¿Qué dimensiones estructurales presenta la educación como ser en sí misma? ¿Cómo opera la educación respecto a la vida humana, respecto a la sociedad, respecto al saber? Éstas y otras preguntas son materias de la Filosofía de la Educación. La educación no puede ejercerse sin una radical reflexión acerca del hombre, de la existencia, del mundo y de Dios. Y esta reflexión es esencialmente filosófica.
Una filosofía de la educación se basa en el concepto que los creadores de un sistema educacional tengan acerca de la naturaleza del hombre, su origen y el propósito de su existencia. Sólo cuando se han aclarado estas vitales cuestiones de la antropología filosófica es posible idear un sistema educativo capaz de ayudarnos a satisfacer nuestras necesidades y alcanzar el propósito de la vida.
La educación adventista, un ambiente
Estableciendo un campus o un local escolar en el cual el estudio y el trabajo ocurren dentro del marco de la fe cristiana, la institución educativa adventista está comprometida con la creencia de que el conocimiento y la acción pueden transformar con poder creativo en mejores condiciones la sociedad cuando los individuos ven sus vidas íntegras como dones al servicio de un amante Creador.
La planta física— el campus, los edificios y las aulas en particular— pueden mejorar (o inhibir) la enseñanza y el aprendizaje. La relación entre el aprendizaje y el diseño de los espacios instruccionales dentro de las escuelas está bien documentada en la literatura profesional reciente.'Esto, sin embargo, ha sido pobremente entendido a través de toda la historia. Los antiguos griegos veían la escuela como cualquier lugar donde un profesor y sus estudiantes se reunían, a menudo al aire libre. El profesor, como depositario del conocimiento, era central para el aprendizaje, en tanto que el ambiente era considerado irrelevante.
En verdad, la idea de que la planta física pudiera estar en las manos de los profesores no existía antes de los tiempos recientes. Empero, actualmente encontramos un nuevo concepto emergiendo— la idea de que las dependencias de la planta física juegan un rol en el aprendizaje que es independiente del profesor. La planta física es así vista no solamente como una herramienta de enseñanza que puede ser utilizada por los profesores creativos, pero también como un profesor más. En otras palabras, sea para bien o para mal, la planta física enseña.
El ambiente escolar es el espacio físico y las relaciones que en él ocurren. Debe contener todos los elementos necesarios para la consecución de todos los objetivos y principios metodológicos pertinentes en el proceso formador adventista:
a) Sala de clases. La sala de clases será el primer ambiente formal para que el sujeto construya y practique la ciudadanía.
“El sistema de educación mantenido por generaciones, ha sido destructivo para la salud, e incluso para la propia vida. Muchos niños han pasado cinco horas por día en salas de clases mal ventiladas, sin suficiente espacio para una saludable acomodación de los alumnos. El aire de esas salas queda en breve envenenado para los pulmones que lo inhalan. Niños, cuyos miembros y músculos no son fuertes, y cuyo cerebro incluso no se halla desarrollado, han sido conservadas puertas adentro, para daño suyo. Muchos no tienen sino escasa reserva con que comenzar la vida, y el confinamiento en la escuela día a día, los hace nerviosos y enfermos. Su cuerpo es impedido de crecer en virtud de la exhausta condición de sus nervios.” (White, CPE, p. 77-8)
b) Área libre. “Teniendo en vista el desarrollo integral, es imprescindible que toda escuela disponga de una área libre, donde los alumnos puedan encontrar la alternancia necesaria entre el esfuerzo físico e intelectual, encontrando en ella también referenciales del Dios creador, representados por elementos de la naturaleza. Educad a los niños y jóvenes la considerar las obras del Artista por excelencia, e imitad las gracias atractivas de la Naturaleza en la edificación de su carácter.” (Ibíd., p. 188)
c) Edificio escolar. Todos los elementos constitutivos del edificio escolar deben colaborar para la formación del carácter necesario para la práctica de la ciudadanía. De esta forma, al ser construido y/u organizado, se debe tener en cuenta la salud física, mental y espiritual de todos los que allí convivan.
Como ambiente físico, la escuela adventista requiere considerar las siguientes orientaciones: (Becerra)
• La ubicación de la institución se elige teniendo en cuenta el desarrollo religioso óptimo de estudiantes y profesores.
• El plantel se levanta lejos de las ciudades, con lo que se facilita el aire puro, el contacto con la naturaleza, el trabajo manual útil y la meditación. Hay, a distancia accesible, uno o más centros urbanos en los que la institución realiza, actividades evangelizadoras y de servicio comunitario.
• El diseño de la planta física favorece las relaciones humanas y coloca al templo en un sitio central. Hay capillas en las residencias estudiantiles y lugares de meditación.
• Se emplean símbolos cristianos (esculturas, decoraciones), ornamentaciones (cuadros, citas).
• “Teniendo en vista el desarrollo integral, es imprescindible que toda escuela disponga de una área libre, donde los alumnos puedan encontrar la alternancia necesaria entre el esfuerzo físico e intelectual, encontrando en ella también referenciales del Dios creador, representados por elementos de la naturaleza. Educad a los niños y jóvenes a considerar las obras del Artista por excelencia, e imitad las gracias atractivas de la Naturaleza en la edificación de su carácter.” (Ibíd., p. 188)
Todos los elementos constitutivos del edificio escolar deben colaborar para la formación del carácter necesario para la práctica de la ciudadanía. De esta forma, al ser construido y/u organizado, se debe tener en cuenta la salud física, mental y espiritual de todos los que allí convivan.
• La ubicación de la institución se elige teniendo en cuenta el desarrollo religioso óptimo de estudiantes y profesores.
• El plantel se levanta lejos de las ciudades, con lo que se facilita el aire puro, el contacto con la naturaleza, el trabajo manual útil y la meditación. Hay, a distancia accesible, uno o más centros urbanos en los que la institución realiza, actividades evangelizadoras y de servicio comunitario.
• El diseño de la planta física favorece las relaciones humanas y coloca al templo en un sitio central. Hay capillas en las residencias estudiantiles y lugares de meditación.
• Se emplean símbolos cristianos (esculturas, decoraciones), ornamentaciones (cuadros, citas).
• “Teniendo en vista el desarrollo integral, es imprescindible que toda escuela disponga de una área libre, donde los alumnos puedan encontrar la alternancia necesaria entre el esfuerzo físico e intelectual, encontrando en ella también referenciales del Dios creador, representados por elementos de la naturaleza. Educad a los niños y jóvenes a considerar las obras del Artista por excelencia, e imitad las gracias atractivas de la Naturaleza en la edificación de su carácter.” (Ibíd., p. 188)
Como ambiente psicológico, debe tenerse siempre presente que:
• “El amor, base de la creación y de la redención, es el fundamento de la verdadera educación." (La Educación, p. 13). Por ello, debe manifestarse amor en las clases, en los actos, en las palabras y actitudes.
• Una educación concebida como redentora implica el establecimiento de relaciones interpersonales que sean gratificantes y placenteras, y la creación de un clima organizacional y un ambiente escolar marcados por el aprecio, la aceptación, el respeto y la confianza, donde cada individuo es reconocido como digno en sí mismo.
• Las interacciones reflejan un libre flujo de la comunicación, favoreciendo relaciones abiertas y directas entre todos.
• Es conveniente unificar criterios, fomentado el diálogo e intercambiando experiencias, y considerar a los alumnos y a los miembros del personal como hijos de Dios y como nuestros propios hermanos, interesándose en sus problemas personales, escuchando sus confidencias y/o preguntas, manifestándoles confianza y apoyo.
El espacio escolar alberga relaciones interpersonales importantes para la formación del individuo. Estas relaciones posibilitan el ejercicio de la ciudadanía, normada por los valores expresados en los principios guiadores, los cuales deben permear las relaciones interpersonales públicas y con las autoridades a partir del ambiente escolar. Dentro de ese universo destaco tres segmentos sociales con los que la escuela se relaciona, a saber: comunidad, iglesia y familia.
A. La comunidad y la escuela. En el contexto escolar, la comunidad tiene un papel como soporte económico, cultural, histórico y social.
La educación es un proceso que ofrece diversas modalidades de realización. Algunas veces se realiza en forma espontánea, especialmente cuando por imitación o adaptación refleja las personas tienden a reproducir ciertas costumbres; hábitos y actitudes de la comunidad en que se desenvuelve su existencia. Lo propio de este tipo de educación, llamada “espontánea”, es la imitación.
Sin embargo, no toda educación es refleja. Si así fuera, el desenvolvimiento de la personalidad humana podría tomarse anárquico y derivar, eventualmente, en procesos frustrados de culturización y socialización que harían inútil la función social de la educación.
Existe, en consecuencia, otro tipo de hechos educativos. Que se caracterizan por ser conscientes e intencionados y cuya finalidad es la adaptación e integración social de las personas mediante una fuerte contribución a la socialización humana. Este tipo de procesos se realizan primariamente en la escuela la que, junto a la familia, constituyen instituciones fundamentales de la primera educación.
La escuela es la institución básica de la educación formal. Por definición, en ella se concentran aspectos fundantes de la cultura y ella es, asimismo, una agencia de socialización e innovación cultural.
En la escuela la sociedad civil deposita la responsabilidad de sistematizar y transmitir la herencia social, generando condiciones de innovación y cambio. Junto a la familia, la iglesia y las restantes instituciones sociales, la escuela es un mecanismo irremplazable de socialización, de educación y de desarrollo humano.
Para que la escuela cumpla la finalidad que le es asignada, debe ser sensible a las necesidades de esos segmentos sociales que con ella se relacionan, de modo de colaborar a la mejoría de los mismos y buscar en ellos elementos que puedan contribuir a la formación de sus alumnos. Además, a fin de desempeñar su papel adecuadamente, requiere de algunos principios guiadores fundamentales.
a) El amor a Dios - Cuando todas las actividades de la escuela son basadas en este principio, la unidad, la fraternidad, el respeto, la tolerancia, la solidaridad serán una constante en el quehacer cotidiano.
b) El amor al Prójimo - Para la formación de la ciudadanía, el amor desinteresado deberá ser cultivado y practicado desde la más tierna edad.
c) La Regla de oro - Para estimular la unidad el pesar de la diversidad, las relaciones interpersonales serán reguladas por este principio.
B. La iglesia y la escuela. La escuela adventista es una institución de la Iglesia, por eso los vínculos entre ambas son estrechos y de apoyo mutuo, pero mediados por el respeto, sin perder de vista la finalidad formativa de la escuela.
C. La familia y la escuela. Sabiendo que la responsabilidad de educar los hijos recae prioritariamente sobre la familia, ésta debe agotar todos los esfuerzos en la búsqueda de una relación abierta, fraterna, responsable y recíproca para tener en la escuela la sociedad de la cual ella necesita.
La obra de los padres precede a la del profesor" y "el trabajo del profesor debe complementar el de los padres, pero no sustituirlo”. (White, OC, p. 319).
El primer agente educador es la familia, núcleo básico de la sociedad. Su importancia es decisiva en la formación de la personalidad y su rol educador irrenunciable, dado que se trata de la institución social más duradera, completa e íntima con la que se relaciona el niño. De hecho, las relaciones familiares juegan un papel trascendental en la salud mental y sus desequilibrios. Investigaciones recientes demuestran que el nivel educacional de los progenitores y su actitud frente a la educación de sus hijos cumplen un papel fundamental en el éxito escolar. Es más, ha quedado en evidencia que el ambiente familiar tiene tanta incidencia en el rendimiento escolar que resulta ser más determinante incluso que la calidad de la escuela.
La continua participación de los padres en la educación formal de sus hijos se ve, en la actualidad, como la base de los esfuerzos por reformar el sistema escolar. Los padres que conocen a los maestros de sus hijos, apagan el televisor y ayudan a sus hijos con sus tareas y les educan sobre lo correcto y lo incorrecto-aquellos padres, si hacen una diferencia.
Existe un notable consenso entre los educadores, los padres y el público en general sobre el hecho de que los niños aprenderán más y las escuelas mejoraran si se puede hacer que los padres se dediquen más a la educación formal de sus hijos. Los alumnos de todo nivel sobresalen más en sus esfuerzos académicos y tienen actitudes mas positivas respecto a la escuela, aspiraciones mas altas y otros tipos de comportamiento positivos si tienen padres que se preocupan, alientan a sus hijos y se involucran en su educación formal.
Sin embargo, la evidencia muestra que el solo hecho de aumentar la participación paterna en las actividades escolares de sus hijos no da siempre, resultados positivos. Los padres muestran comúnmente un bajo porcentaje de participación en las actividades escolares de sus hijos; cuando su participación ha aumentado, este incremento no ha conducido a percepciones mas positivas sobre la instrucción de sus hijos. Si los padres se sienten obligados a participar y perciben que no se les hace caso, no se benefician del contacto adicional con las actividades escolares de sus hijos. Para determinar cuáles son las estrategias mas eficaces para establecer un nexo entre los padres y los programas de educación preescolar de sus hijos, los educadores necesitan, por lo tanto, desarrollar una comprensión mas profunda de las características de nuestra cultura que influyen en las prácticas de crianza y socialización de sus hijos, los estilos de comunicación, y la orientación hacia la educación formal.
Como ambiente espiritual, la escuela adventista requiere considerar las siguientes orientaciones:
Afirmar inequívocamente en el aula, y en la vida diaria del campus, las creencias, las prácticas y la visión mundial de la IASD, compartiendo el gozo del evangelio, demostrando confianza en el papel divinamente establecido para el movimiento adventista y en su continua significación dentro del plan de Dios para estos últimos días, facilitando las actividades para que los profesores, el personal y los alumnos puedan testificar y realizar servicio cristiano.
• Estimular a profesores y empleados a vivir un estilo de vida consecuente que se manifieste por medio de relaciones positivas y formativas con los estudiantes.
• El calendario escolar y el programa semanal destacan las actividades religiosas -devocionales, capillas, reuniones de oración, cultos de adoración, semanas de énfasis espiritual, etc. Hay programas bien organizados de extensión misionera y servicio al necesitado. Todo el programa religioso-espiritual está coordinado por pastores y capellanes de experiencia, que cuentan con el apoyo de la dirección y el personal.
• Se implementa un PMDE amplio, propuesto por el personal de la institución, que identifique las verdades y valores espirituales que la institución se ha comprometido a compartir con sus alumnos y que indique cuándo y cómo serán transmitidos esos valores.
Como atmósfera social, las orientaciones a considerar son:
• Debe existir una relación consecuente entre lo que enseñamos y lo que practicamos, pues no sólo debemos ser creídos, sino también imitados por los alumnos.
• El Miembro del Personal debe vivir de un modo tal que su forma de actuar sea un testimonio grabado positivamente en la memoria del alumno.
• La enseñanza se ve seriamente afectada cuando no está acompañada de un estilo de vida que manifiesta la transformación que se profesa y espera.
• Ciertas contradicciones entre enseñanza y testimonio personal perturban la adecuada satisfacción de las inquietudes de los alumnos.
• Este equilibrio requiere de todos nosotros mantener pautas y normas transparentes, reconocer los errores cometidos, evitar los extremos de rigidez e intolerancia frente a ideas o conductas divergentes.
• Se debe procurar que el alumno desarrolle sus potencialidades de manera racional y que advierta que el cristianismo responde a sus inquietudes y soluciona sus problemas; en suma, que es una posición de vida válida.
• Mostrar la oración como medio de obtener perdón divino.
• Establecer vínculos cordiales con los alumnos, expresando confianza en ellos, pues el alumno merece oportunidades para crecer como persona (Hebreos 12: 11).
• Mantener firmeza en el cumplimiento de las normas y en la aplicación de sanciones cuando sea necesaria.
• Mostrar la posibilidad real de transformación con la ayuda de Dios.
• Mantener constante compañerismo con los alumnos: visitas a sus hogares, paseos y excursiones, actividades sociales y recreativas conjuntas, etc.
• Estimular la actitud permanente de servicio a los demás, por precepto y ejemplo. Conceder importancia a los deberes prácticos de la vida e incentivar la búsqueda de oportunidades de servir. Por ello, se desarrolla una dedicación diaria de las capacidades y energías al servicio de Dios y la comunidad.
• Incentivar un contexto de amor, respeto, dignidad, oración, paciencia, longanimidad.
• Administrar la disciplina con un enfoque personalizado, consistente y “redentor”, con el propósito de lograr un cambio de conducta como consecuencia de la propia convicción.
• Hacer reflexionar a quien ha cometido una falta, a fin de hacerle reconocer su error y buscar la solución y la sanción, pidiendo ayuda y sabiduría a Dios.
• Resaltar los valores morales, éticos y sociales representados por los héroes de la Biblia.
• Escuchar “activamente”, es decir, interesarse sinceramente en la problemática del otro.
• Mantener una actitud respetuosa en el consejo dado, evitando el imponer soluciones, procurando más bien mostrar caminos posibles.
Como ambiente académico, la escuela adventista debe tomar en cuenta las siguientes orientaciones:
-transmitir a los alumnos los ideales, creencias, actitudes, valores, hábitos y costumbres de la IASD.
- asegurarse de que puedan recibir una educación equilibrada, que comprenda los aspectos físico, mental, espiritual, social y vocacional en armonía con los ideales adventistas y con la existencia de Dios como fuente de toda verdad y de todos los valores morales.
• Mantener un ambiente que asegure oportunidades para la instrucción académica como para formar personas que sean reconocidas por la Iglesia y por la sociedad por su excelencia académica y espiritual; hombres y mujeres que sean bien equilibrados mental, espiritual y socialmente; hombres y mujeres que amen a su Señor, que mantengan en alto las normas divinas en su vida diaria, que ayuden a formar congregaciones locales sólidas y prósperas, y que actúen como la sal y la luz de sus comunidades, sean laicos u obreros.
• Contar con profesores adventistas del séptimo día totalmente comprometidos y profesionalmente competentes, activos en su Iglesia local, que integren la fe y el conocimiento en el contexto de la formación de sus alumnos para que lleguen a ser miembros productivos tanto de la sociedad como de la Iglesia del Señor, y que interactúen con los padres de los alumnos y otras personas interesadas en la educación, a fin de comprender y poner en práctica las elevadas expectativas académicas y espirituales que tiene este programa educativo al servicio de la juventud.
• Dios y su revelación escrita, la Biblia, son el centro de muestra verdadera educación. Esto significa:
• - que la visión bíblica del mundo y de la realidad constituyen la base del proceso de enseñanza-aprendizaje.
- que cada una de las materias de estudio es enfocada desde la perspectiva bíblica.
- que el objetivo más importante es el conocer a Dios y a Cristo como Salvador personal de cada uno de los componentes de la comunidad educativa.
• Emplear música instrumental y vocal (en vivo y a través de altoparlantes), lecturas poéticas y representaciones dramáticas, y otras expresiones artísticas para apelar a la imaginación y al sentido de belleza de los estudiantes, a fin de guiar sus pensamientos y sentimientos hacia lo bello, noble, elevado, y sobre todo hacia Dios.
E n lo que respecta al ambiente administrativo, debemos considerar lo siguiente:
• No es suficiente medir el éxito por las normas seculares, ni es suficiente darles prioridad a esos estándares. El parámetro a utilizar es un compromiso total para con Dios, que incluye, esencialmente, la aceptación total de los principios del cristianismo tal como están bosquejados en la Biblia y en el Espíritu de Profecía.
• Podemos fácilmente encontrar satisfacción en alcanzar blancos, reunir recursos, completar edificios, equilibrar presupuestos, obtener o renovar acreditaciones, y, sin embargo, dejar de cumplir nuestra responsabilidad ante Dios con respecto a la Comisión Evangélica.
• Actitud general y trato de respeto por la persona, sean ellos subordinados, iguales o superiores: ética profesional.
• Preferencia por el diálogo en lugar de órdenes, dando oportunidad de tomar decisiones.
• Ausencia de conductas y/o expresiones humillantes.
• Ausencia de miedo y desconfianza.
Agentes educativos en la educación adventista
El hogar. El hogar es la agencia educativa básica y más importante de la sociedad. Los padres son los primeros y más influyentes maestros, con la responsabilidad de reflejar el carácter de Dios en su relación con sus hijos. Todo el ambiente familiar contribuye a formar los valores, las actitudes y la cosmovisión de los niños y jóvenes. La iglesia y la escuela, junto con las otras agencias educativas de la sociedad, se basan en la labor del hogar y las complementan. Es imperativo que el hogar, a su vez, apoye la labor de las instituciones educativas.
La iglesia local. La iglesia local también desempeña un papel importante en la tarea educativa, que se extiende a lo largo de toda la vida. La congregación, como comunidad de fe, ofrece un ambiente de aceptación y amor a los que se integran a ella, transformándolos en discípulos de Cristo, afirmando su fe en él y profundizando su comprensión incluye tanto la dimensión intelectual como una vida de conformidad con la voluntad de Dios.
La escuela, el colegio y la universidad. Todos los niveles de enseñanza adventista se basan en el fundamento establecido por el hogar y la iglesia. El educador cristiano actúa en la sala de clases como ministro de Dios en el plan de redención. La mayor necesidad de los estudiantes es la de aceptar a Cristo como Salvador e integrar en su vida los valores cristianos que lo orientarán a servir al prójimo. El currículum formal y el no formal coadyuvan para que los estudiantes alcancen su máximo potencial en el desarrollo espiritual, mental, físico, social y vocacional. La preparación de los estudiantes para una vida de servicio orientada hacia su familia, la iglesia y la comunidad constituye el objetivo primordial de la labor que realizan la escuela, el colegio y la universidad.
La iglesia mundial. La iglesia mundial en todos sus niveles tiene la responsabilidad de velar por el funcionamiento normal de sus escuelas, colegios y universidades, y de fomentar la educación de los miembros a lo largo de toda la vida. La formación de los niños y jóvenes de edad escolar se lleva a cabo, idealmente, mediante las instituciones educativas establecidas por la iglesia con ese propósito. La iglesia debe hacer lo posible para que cada niño y joven adventista tengan la oportunidad de asistir a una escuela, colegio o universidad adventista. Reconociendo, sin embargo, que un porcentaje de la juventud de la iglesia no puede estudiar en instituciones educativas adventistas, la iglesia mundial debe encontrar la manera de alcanzar las metas de la educación adventista utilizando otras alternativas (por ejemplo, ofrecer instrucción complementaria después del horario de clases en las escuelas públicas, establecer centros patrocinados por la iglesia en colegios superiores y universidades no adventistas, etc.)
jueves, 28 de mayo de 2009
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